(El problema de) Una mente brillante

Sábado 8 de febrero de 2025

Si, es que darle a la mente la tarea de siempre saber, siempre poder, siempre resolver…

… es un problema

Porque la mente es un instrumento maravilloso, tan maravilloso…

pero debe estar al servicio del contacto, del sentir, del abrazar, finalmente del amor

(Pero no del amor como postura, sino del amor profundo, del Amor)

Y cuando no es así, cuando le exigimos a la mente comprender todo, encontrar las soluciones para todo, saber todo… cuando le exigimos a la mente resolver esto tan vasto, tan complejo, incomprensible e inasible que llamamos vida… entonces la mente enloquece.

Lo intenta, por supuesto, ella también necesita nuestra aprobación. Y por eso lo intenta, para ser aprobada... y por supuesto, finalmente fracasa. Y cuando fracasa vuelve a intentarlo una y otra y otra y una vez.

Y va enloqueciendo. A veces poco a poco, a veces abruptamente.

Como un pequeño ser a quien se le exige todo, la mente carga con la resolución de la vida sobre sus espaldas. Y sucumbe ante tamaña exigencia.

Por eso, a medida que somos un poco más saludables, comprendemos también que la mente es una herramienta extraordinaria.

Extraordinaria.

Pero que no puede responder el "qué"

Que si puede responder algunos "cómo"

y que hay otros "cómo" que tampoco podrá responder.

Y que cuando le exigimos responder todos los "cómo" y el "qué", la mente enloquece.

Pequeña y humana como es enloquece ella también, como lo hace un niño pequeño cuando su padre/madre le exige lo imposible: Calmar su angustia (la del padre/madre), ser perfecto, estar siempre bien, poder todo, nunca tener conflictos… y tantas cosas que los padres enloquecidos exigimos a nuestros hijos y que, finalmente, los enloquecen.

Por eso hay un momento en el que nos damos cuenta de que algo del amor (o, mejor dicho, del Amor) sólo se da en la pregunta abierta, en la pregunta sin respuesta, en la pregunta a aquello más grande.

En la pregunta.

Porque como dice Mujica (Hugo), Dios es la pregunta, el resto ya somos nosotros.