Bien porque estoy cansado

Sábado 16 de agosto de 2025

El otro día, comencé la sesión con un paciente como siempre, preguntándole cómo estaba

"Bien – respondió – Cansado pero bien"

Continuamos la sesión como cualquier otra, pero mi mente (musical) no pudo no escuchar una "desafinación", como me (le) pasa tantas veces. Y entonces, después, me puse a pensar en el "pero". Y en cómo el "pero" opuso el "bien" al "cansado", haciéndolos contradictorios; contradictorios y excluyentes. Aunque en su frase parecía que los había incluido.

Y pensé entonces en cuantas veces queremos no estar cansados para estar bien, en cómo muchas veces la idea de "estar bien" que tenemos (¿compramos? ¿nos vendieron? ¿nos vendieron y compramos?) tiene que ver con el no cansancio, la no tensión, el no pagar impuestos.

Y, por supuesto, que no hablo aquí de los impuestos que tantas veces pagamos por algo que en realidad no queremos: La profesión que no era la nuestra sino la de nuestros padres, la fiesta a la que no queríamos ir pero a la que vamos, los "si" que decimos cuando queremos decir "no" y tantas otras cosas que también cansan (y cómo), pero que, además no nos hacen sentir bien, sino sólo cansados.

No. No me refiero a eso.

Me refiero a que vivir bien, la buena vida, cansa. Y estar cansados (cuando el cansancio no obedece al deseo del otro sino al propio) tiene también mucho que ver con el poder estar bien.


Porque lo que vale cuesta.

No siempre lo que cuesta vale.

Pero lo que realmente vale cuesta.


¿O no es eso también el amor?

Amar a nuestra profesión, a nuestros hijos, a nuestra pareja y amigos.

¿No cansa?

¿No implica también un esfuerzo?


Como el otro día, que mi hija (de 15 años) me contó su "plan" para el jueves, aprovechando que el viernes era feriado. Se los comparto.

El jueves ella tenía una fiesta de cumpleaños en Vicente López, la fiesta empezaba a las 22 pero ella iba a llegar a las 23. Para eso, había 3 amigas que llegarían a mi casa alrededor de las 20. Por supuesto, yo las llevaría a las 4 (las 3 más mi hija) al cumpleaños. A las 3.30 am del viernes las tendría que pasar a buscar. Y las 4 (las 3 más mi hija) vendrían a dormir a casa. Las amigas se quedarían hasta el viernes a las 14 o 15 más o menos ("No sé, papá" - Recibí como respuesta cuando intenté mayores precisiones).

A mí me pareció bien (¿qué otra opción tenía?) salvo por dos pequeñas cuestiones que, de todas maneras, no cambiarían nada: Yo el viernes trabajaba normalmente desde las 8 am. Y además nos faltaba un colchón en casa. Inmediatamente recordé que había un colchón en Habitar(nos), en Núñez. Pensé que después de dejar a las 4 (las 3 más mi hija) en el cumpleaños en Vicente López podría buscar el colchón en Núñez y llevarlo a mi casa en Belgrano (hasta me alegré porque quedaba "de paso"). Por supuesto, antes de despedirse, mi hija me dijo "Papá ¿no podés prepararnos los colchones para cuando volvamos? Vamos a volver muertas" ¿Qué piensan que le dije?

Y entonces así fue.

A las 22.45 del jueves emprendimos el viaje de Belgrano a Vicente López. Alrededor de las 23.05 las dejé en el cumpleaños. A las 23.15 estaba en Núñez buscando el colchón. Después de luchar un buen rato porque el colchón insistía en no entrar en mi auto, conseguí llegar a Belgrano alrededor de las 23.45. Bajé el colchón y les preparé los tres colchones con sus sábanas, frazadas y demases. Alrededor de las 0.30 del viernes me acosté a dormir. Sabiendo que tendría que despertarme a las 2.30, el sueño tardó (y tardó y tardó) en llegar. Finalmente llegó después de la 1.30.

A las 2.30 me desperté.

A las 3.30 estaba en Vicente López.

A las 4 estaba acostándome nuevamente intentando dormir hasta las 7.

Como sabía que sólo tenía 3 horas, el sueño tardó y tardó.

Pude dormirme a eso de las 5.

A las 7 me desperté.

El primer paciente fue a las 8.

Luego una clase de la Formación, de 9 a 12.

Otro paciente a las 14.

Una Charla para músicos de 15. A 15.45

Un grupo de 16 a 17.30

Es decir, un viernes como todos (salvo por el detalle del jueves a la noche), haciendo lo que amo hacer

Y después, aprovechando que era feriado (no sé si les dije) fuimos con mi hija al cine a ver una de terror que no estuvo mal.

Si el viernes a la noche me hubieran preguntado cómo estaba quizá hubiera dicho

"Bien. Cansado pero bien"

Quizá hubiera cometido la misma desafinación que mi paciente.

"Cansado y bien" – Me hubiera representado más.

"Bien. Porque estoy cansado" – Quizá hubiera sido mejor.