Etapas
Sábado 1 de noviembre de 2025
Etapas
caminos que se abren
abrazos de despedida
Porque vamos como por estaciones, haciendo escalas y hacia no sabemos dónde. Aunque el destino final nunca es final y no hay un lugar al que llegar, por más que un día se encienda la luz de la sala anunciando que la película ha terminado.
Pero en el medio, en este medio que finalmente llamamos vida, andamos como por etapas. A veces nos damos cuenta y las abrimos inaugurantemente o las cerramos con fiesta o con entierro y otras (las más, diría yo) nos vamos dando cuenta a medida que vamos cruzando la borrosa línea o incluso cuando ya la hemos cruzado. O no nos damos cuenta nunca.
Y en esas etapas hay espacios, trabajos, actividades, lugares
y también hay gente, personas
compañeros y compañeras de camino
personas, con quienes caminamos la vida
Algunas ocasionales, como aquel novio de una ex compañera de conservatorio al que sólo vi un día en mi vida, allá en Barcelona cuando me quedé aquel año, en 1999 y no tenía dinero para nada y me enseño un truco para hablar por teléfono público a la Argentina sin pagar y me permitió evitar una buena parte de la angustia que me atrapaba en aquel momento.
Otras que caminan a la par toda la vida como el "del cartelito".
Otras que parecían entrañables (o que lo fueron) y que hoy sólo se aparecen en nuestra memoria allá a lo lejos cuando alguien empieza con el "ahh, te acordás de…"
Otras a quienes nunca conociste cara a cara pero que te han susurrado tu propia vida en canciones, poemas o novelas y entonces es como si vivieran al lado tuyo y son más cercanos que el vecino que vive detrás de la pared de tu dormitorio hace 30 años.
Y otras a quienes mirás a los ojos y pensás "ojalá te hubiera conocido antes" e, inmediatamente "si te hubiera conocido antes no hubiera podido conocerte; qué suerte que recién te conocí ahora"
Quizá la edad, el trabajo personal o quién sabe exactamente qué, nos ayuda para saber cuándo el camino va cambiando de estación y entonces podemos no pretender (o pretender menos) que lo que fue permanezca como ya no es y así no obligarnos (u obligarnos menos) a desviar la mirada mascullantemente hasta ya no poder mirarnos.
Quizá algo hemos aprendido y podemos no tener que separarnos adentro para decir "hasta acá estuvo bien".
Y entonces podemos abrazarnos, tomarnos de las manos, decirnos gracias, mirarnos a los ojos húmedos y despedirnos "por ahora" confiando en que el camino nos encuentre en otro recoveco. Celebrando lo que hemos caminado.
Celebrando las etapas
los caminos que se abren
los abrazos de despedida